dónde me lleve el viento, voy
– bailando con mis sombras.
De puerto en puerto
I. el Mago
Nos conocemos desde siempre, el Mago y yo: en nuestros caminos (de ilusiones) nos encontramos ya miles y miles de veces.
El Mago tiene mil nombres, mil caras – pero siempre los mismos ojos. El Mago es ciego: un espejo oscuro y distorcionado, sus reflexiones frágiles y transparentes.
El Mago tiene mil nombres, mil caras – el Mago no existe sino en mis sueños.
Eres el Mago – pero te quise soñar y no aparecías; y hubo un momento, debajo de las hojas de nuestra histora, que no te ví. Que, si sólo por una fracción de segundo, me ví a mí misma en tus sueños.
Eres el Mago, que Mago te hice yo.
¿Me ves?
• • •
Quería contarte que me encontré con el Mago; que era persona como yo. Quería contarlo, y me quedé sin palabras; y el Mago volvió a su tierra – desaparcido, ya no sé si existió; si me reflejaba él o lo reflejaba yo.
II. la Venerable
Como unas amigas mías que ya dejaron de interesarse
de las exigencias dela gente, pero tampoco son rebeldes
– simplemente viven, como quieren ellas,
sabías, maduras, y – creo yo – felices.
III. la Emperatriz
contaré las luces de la Ciudad
tejiendo otro rollo de mis sueño-telas;
cantaré la canción de la mañana
– y mis sueños vivirán.
IV. el Emperador
si nunca puedo ser bastante buena
es él que me demanda – y soy yo misma
por que con sus muertos uno no discute
ya no se pueden convencer.
V. el Venerable
la memoria bien cristalizada
aprendizaje en cualquier momento
pensamiento ante la decisión.
VI. los Amantes
es bien difícil hablar de la plenitud:
las palabras no alcanzan a su sencillez.
Tampoco hay ni una tan fugaz
como el momento.
VII. el Carro
el poder de la decisión: que tomando la dirección
con todo mi ser
la esferas del mundo giran a mi mismísimo ritmo
así se me abre un Camino.
VIII. la Justicia
con la espalda recta
con toda claridad de los ojos
IX. el Ermitaño
no hace falta que veas: basta saber dónde están las cosas.
X. la Rueda
dejé el Laberinto
aún llevo mis alas.
Soy de los dichosos.
XI. la Fuerza
como nadar contra la corriente:
cuánta más voluntad, más resistencia en mí,
y mi fuerza se devora a sí misma.
Sólo tendría que dejar fluir la vida.
XII. el Colgado
Tomé la decisión – con sabiduría (diría) y moderación.
Porque ya no tengo que demonstrar nada a nadie.
Y si mi decisión es mala, almenos la es de otra forma que las otras mil veces pasadas.
Aun así – queda una oscuridad en mí
que ni el sol puede penetrar.
XIII. la Muerte
Después de la funeral me quedé sola un momento.
Cerré los ojos para ver la luz y las sombra de las ramas
sobre mis párpados
– para descubrir, otra vez, la riqueza de la vida.
XIV. la Templanza
Lo más difícil: reconocer que yo también tengo límites.
Lo más difícil: reconocer mis lìmites – antes de pasarlos.
Quizás un dìa llego a entender la palabra.
XV. el Diablo
Aurora – la asesina
Hécate – soñadora
la Diosa hecha demonio
XVI. La Torre
La Torre cayó – y seguìa intacta.
Ahora ya la Torre nunca existió.
XVII. la Estrella
La Madre de mi nombre era de ellas.
XVIII. la Luna
1. Hoy empieza la vida – otra, de las mil.
2. Ofrezco mi barquito al viaje, al cambio y a la plenitud.
3. Hicé otros viajes, vivì otros cambios – y ya conozco la plenitud también.
4. Cierro mis ojos, respiro profundo – y dejo que mis músculos se suelten.
XIX. el Sol
Tenía un prisma colgado en mi ventana: tantas veces que me desperté – sobre las doce – mis gatos cazaban pequeños arcos Iris en el suelo.
XX. el Juício
Paré el movimiento
recogí todos los hilos extendidos hacìa mi vida
para tomar conciencia de cada uno
que me pueda llevar esta nueva ola de cambios.
XXI. el Mundo
De nuevo estoy viviendo en un puerto
y las historias que en todas mis vidas han sido paralelas
se han encontrado.